Este cuento lo copie de "Cuentos para regalar a personas inteligentes" (p.81) de Enrique Mariscal. Las historias de este libro son o netamente de su propia pluma o inspiradas en la tradición oral, sin dar más especificaciones, les dejo con el cuento:
La vida nos pone, a veces, ante pruebas muy
dolorosas. La visita de lo irreparable, o nos fortalece o
nos quiebra.
Solamente la comprensión puede ofrecer un remanso
de paz especialmente cuando uno ha sentido las raíces del sufrimiento.
Un padre no encontraba consuelo por la muerte de
su hijo. Buscó ayuda por doquier, sin respuesta suficiente. Las palabras o los
silencios le resultaban huecos,cuando no insultantes. La vida: un total
absurdo.
Se acercó a Buda con reservas, desesperanzado, y
le contó su drama. El maestro respondió con segura compasión:
-
“No te preocupes. Lo tuyo tiene inmediato
alivio. Es muy sencillo: Debes conseguir que alguien te regale un grano de
arroz. Nada más.”
-
“¿Un grano de arroz?”
-
“Nada más. Pero no aceptes ese pequeño
regalo de una familia donde haya muerto alguien.”
El hombre salió pronto en su búsqueda obsesiva.
Pidió por doquier con insistencia, sin tregua. Pero en todas las casa y en
todos los casos alguien había muerto.
El grano de arroz adecuado quedaba siempre
invalidado.
Fueron tantas las veces que escuchó la presencia
de la muerte que en el océano del dolor universal encontrßo la paz de la
comprensión.
La lágrima del dolor individual fue absorbida por
el mar inagotable de la vida, en movimiento permanente. Las olas del dolor
personal se realizaron en la mágica unidad del agua.
Fue un diamante de compasión recomendado por Buda.
Abundante, cercano, eterno y simple como un grano de arroz.
Nada más.
No comments:
Post a Comment