Friday, May 10, 2013

Minos y el laberinto de Knossos


Esta es la historia del rey Minos, quien gobernó Creta durante su época de mayor apogéo. He recopilado esta historia de diferentes fragmentos expuestos en la red. Disfruten, y si encuentran alguna falta avisen. Gracias!

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Es bien sabido que Europa llegó a Creta a lomos de un toro. Ese toro había sido el dios Zeus y de su sagrada unión nació Minos quien fue respetado y fielmente servido como rey.


Minos fue criado junto con sus hermanos, Radamantis y Sarpedón por el rey de Creta, Asterión. Cuando este murió los tres hermanos contendieron por el trono. Minos afirmaba que el trono era suyo por derecho divino y rezó a los dioses para que mandaran un toro desde el océano como signo de confirmación. Selló esa súplica además con un juramento, diciendo que iba a sacrificar ese mismo animal de inmediato, cómo ofrenda y como símbolo de seguir siendo servicial a pesar de ganar la corona.

El toro apareció y a Minos le fue concedido la corona. Pero cuando contempló la majestuosidad del animal que fue enviado, consideró la gran ventaja que sería poseer semejante especimén. Y así decidió arriesgar un cange, que confió que el dios no tomaría mucho en cuenta. En el altar de Poseidón se ofrendó el toro blanco más valioso de su manada, mientras que el toro salido del mar fue llevado a la pradera, junto a las demás vacas.


El imperio de Creta prosperó inmensamente bajo la jurisdicción de su muy celebrado legislador que era modelo de virtud pública. Knossos, la capital, se convirtió en el lujoso y elegante centro de la supremacía comercial del mundo civilizado. La flota cretense zarpaba velas a cada isla y cada puerto en el Mediterráneo. Los cretenses apreciados en Babilonia y en Egipto. Los pequeños y aventados barquitos incluso atravesaban las compuertas de Hércules que daban paso hacian el mar abierto, tomando ruta hacia el norte para llenar sus compartimentos de oro de Irlanda y Estaño de Cornwall. Y también partían con rumbo hacia el sur, circumvalando el estrecho de Almadies en Senegal hasta las remotas tierras Yorubas, dónde se aprovisionaban de marfil, piedras preciosas y esclavos.


Pompeii_-_Casa_dei_Vettii_-_Pasiphae_Wikipedia
Mientras el imperio prosperaba, Minos estuvo ausente de su palacio, entretenido defendiendo las rutas comerciales. Pero en casa, el dios Poseidón hayando el momento idóneo y haciendo empleo de su poder para ejercer la venganza sobre el juramento quebrado, inspiró a la reina Pasífae para que se perdiera en una incontrolable pasión por el toro blanco y radiante salido del mar. Pasífae no calló en la sospecha de estar hechizada, pues conocía la historia de proveniencia de su marido y por eso no pensó caer en gran falta e incluso le pareció algo natural el enamorarse de ese ejemplar de toro divino. Se paseaba por la pradera dónde pasteaba el toro esperando poderlo atraer con su hermosura y su ropa brillante. Pero el toro no se inmutaba y seguía pastando.

Se hayaba en ese entonces en Creta Dédalo, un maestro artesano de Atenas conocido en toda la Egeis. Para ese entonces él había sido expulsado de su ciudad natal y atendía en la corte del rey labrando muñecas de madera animadas para deleitar a la monarquía. A él se confió Pasífae y así fue como el artesano con la ayuda de erotes, labró una vaca de madera a semejanza de una vaca del ganado a la que el toro estaba acostumbrado. Luego sacrificó la vaca y tomó su piel y cubrió la escultura con ella. La vaca de madera estaba hueca por dentro y a través de una portesuela en la parte trasera Pasífae podía entrar, posicionándo las piernas en los cuartos traseros de la escultura. Luego Persífae encantó a Dédalo para que no pudiera contarle a nadie su secreto. Y de esta manera, posicionando la escultura en la pradera, dónde el toro solía pastar, Pasífae entró ansiosa en la vaca de madera. Al poco tiempo el toro se acercó y se emparejó con ella. 


Photographer: Marie-Lan Nguyen
A los pocos meses Persífae quedó embarazada y la criatura que nació de ella no fue enteramente humana. Su pequeño hijo nació con cuerpo de hombre y cara y rabo de toro. Ella lo bautizó Asterios, pero pronto sería conocido en todo el mundo con su nombre de bestia: el minotauro.

La desgracia de la disnastía estaba sellada. La corte estaba horrorizada. ¿Cómo hubiese podido saber Pasífae que de la unión de esa indiscreción nacería un monstruo? Con cada año el niño monstruo crecía más hasta que en poco tiempo se convirtió en un verdadero peligro para toda la ciudad desarrollando rasgos caníbales.

La vergüenza y el miedo se apoderó del reinado. La sociedad culpaba profundamente a la reina por esta desgracia, pero el rey una vez regresado a tierras nativas, reconoció la parte que había tomado en esta desgracia, pues recordaba bien la proveniencia del toro y el juramento quebrantado a Poseidón.


Photographer: AlMare_Wikipedia
Nuevamente fue llamado Dédalo, el carpintero, esta vez a pedido del rey. Este le pidió construir una jaula capaz de retener a la bestia. Así fue como Dédalo ideó y construyó el laberinto de Knossos con enrevesadas vueltas, bifurcaciones y pasillos que terminaban en la nada para desorientar los sentidos e impedir la huida. Poco se sabe del laberinto excepto que su construcción total era circular y que debido a sus elaborados mecanismos era imposible salir de él. Se dice que Dédalo mismo por poco no halla la salida después de haber terminado la obra.


Es allí dónde encerraron al Minotauro, y para satisfacer su hambre canibal de bestia, tenian que darle en sacrificio jovenes y doncellas traidos con los barcos de las naciones conquistadas por los cretenses. Se sabe que por ejemplo Atenas debía ofrendar cada nueve años siete jóvenes y siete doncellas como tributo a Creta. Y así fue como llegó Teseo a Creta y puso fin al Minotauro, pero eso ya es otra historia.

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